Nadie puede negar que, con 14 Roland Garros en su palmarés, Nadal es parte de la historia del deporte de París
Corría el año 2015 cuando Rafa Nadal recibió de manos de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, la más alta distinción que otorga la capital francesa: la medalla ‘Grand Vermeil’. La alcaldesa, de ascendencia española, definió entonces a Rafa como “el más parisino de los mallorquines”, y añadió que había marcado y seguiría marcando la historia de París y de Roland Garros. No se equivocaba ya que, años después, el deportista español atesora en sus vitrinas nada más y nada menos que 14 títulos de Roland Garros, siendo el tenista con más títulos ganados en la tierra batida parisina.
Por ello, era de merecer que Nadal tuviera un lugar privilegiado dentro de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024, y vaya sí lo tuvo. Una vez la antorcha comenzaba su recorrido final rumbo al pebetero olímpico, Zinedine Zidane entregaba el testigo de la antorcha al español para que estallara la emoción de muchos de los presentes y de los millones de espectadores que seguíamos la ceremonia por televisión.
Rafa Nadal recibiendo la antorcha olímpica de manos de Zinedine Zidane. (EFE)
Tras recibir el fuego olímpico, Rafa Nadal se dirigió al río Sena donde lo esperaba una barca y, junto a otras leyendas históricas del olimpismo como Serena Williams (4 oros olímpicos), Carl Lewis (9 oros y 1 plata) y Nadia Comaneci (5 oros, 3 platas y 1 bronce), emprendieron el último viaje a través del mítico río parisino para dar el testigo de la antorcha en su recorrido final a pie hacia el pebetero.
El pebetero fue una de las últimas sorpresas que tenía preparadas la organización, y es que en esta edición, y para sorpresa de muchos, consistía en un anillo de siete metros que colgaba de un globo aerostático de 30 metros de diámetro situado en los jardines de las Tullerías parisinos y que se elevó hacia el cielo francés gracias a la llama olímpica. Este tipo de pebetero nunca se había visto antes en la historia de los Juegos Olímpicos y ha supuesto un paso más en la originalidad de las ceremonias inaugurales.
Rafa Nadal junto a otras leyendas de los Juegos Olímpicos surcando el río Sena con la llama olímpica. (Reuters)
Estos serán, con toda probabilidad, los últimos Juegos Olímpicos del mallorquín en los que espera poder despedirse de la ciudad que tan buenos recuerdos y logros le ha brindado consiguiendo alguna medalla olímpica. Su compañero en la competición de dobles es Carlos Alcaraz, curiosamente el último ganador de Roland Garros y el designado como sucesor del tenista de Manacor.
La pareja a batir en el primer partido de los españoles fue el tándem formado por los argentinos Máximo González y Andrés Molteni, un encuentro que generó mucha expectación en los aficionados al tenis y al deporte en general, ya que, seguramente, tengamos en estos Juegos Olímpicos la única oportunidad de ver competir juntos a Nadal y a Alcaraz codo con codo. A la pareja se la ha bautizado con el nombre de ‘Nadalcaraz’.
El tenista mallorquín y el murciano en un entrenamiento previo al partido de dobles contra Argentina. (EFE/Kiko Huesca)
Rafa Nadal estuvo acompañado en las gradas por cinco espectadores de excepción: su madre Ana María Parera, su mujer Xisca Perelló y su hijo Rafael, de casi dos años edad, así como las hijas de los Reyes de España, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Todos pudieron ver la victoria de España en un duro partido que duró 1 hora y 47 minutos y en el que ha destacó la maestría y la experiencia de Rafa, que sigue haciendo crecer así su leyenda.