La carta, que fue encontrada en 2024 en una colección de correspondencia de la Princesa, no es un simple mensaje de amor materno, sino una reflexión sobre las dificultades que William y Harry podrían enfrentar en el futuro. En los años 90, Diana comprendió que su lugar en la familia real estaba en peligro, especialmente después de su separación de Charles. Temía que su influencia sobre sus hijos fuera limitada y decidió criar a William y Harry de una manera que desafiara las tradiciones reales, llevándolos a lugares comunes y permitiéndoles asistir a escuelas públicas.